martes, octubre 25, 2016

compasión

Estábamos en la casa vieja. El sol se escondía detrás del nogal. Salí a acompañarla porque ya era tarde, supuse que se iban a preocupar.
- Decime dónde vivís así te acompaño algunas cuadras...
- No vivo en ningún lado.
- Dale, que es muy tarde ya.
- No vivo en ningún lado. Soy un ángel. 
- Ah, sí? Entonces cuando puedas, decile que todavía lo amo y lo extraño.
Y me llevó a visitarte.
Entramos al patio de una casa, baldosas blancas y verdes, había alguien trabajando con herramientas. ¿Vos cómo te llamás?, le dijo. Tenía bigotes y barba. No sos a quién buscamos, ¿dónde está? 
No dejaba de hablar y nos señaló una habitación oscura. Entramos sin llamar. Ahí, cansado, solo, tranquilo, te encontré.